lunes, 16 de noviembre de 2015

Opinión de la Mesa de la Memoria de Avellaneda ante el presente político de nuestra Patria

El Balotaje para elegir presidente de los argentinos nos convoca, nos une, nos descubre hoy en este espacio y debemos ejercitar colectivamente una reflexión acerca de las Victorias conquistadas durante los últimos 12 años, fundamentalmente en materia de Derechos Humanos. Qué importante poder hacerlo, sobre todo, cuando enfrentamos momentos decisivos donde, una vez más, se pone en juego el futuro de nuestra Patria. Casi 14 años atrás éramos testigos presenciales de un país en ruinas, en el que la realidad social había estallado un triste diciembre de 2001. Ese estallido significó 39 muertos; un cuarto de la población sin trabajo; la mitad de los argentinos en situación de pobreza. Los genocidas, primeros artífices del modelo neoliberal impuesto mediante el terrorismo de Estado, estaban en libertad. Sin justicia, con impunidad; sin derechos humanos, la Argentina estaba sumergida en el infierno. Esa fue la Argentina que en el 2003 cambio notablemente el rumbo. De a poco y colectivamente, pudimos reconstruir la solidaridad, el compromiso y los valores de igualdad y de dignidad; sacar a la Argentina del infierno y llevarla a un horizonte de crecimiento, poniendo como eje a la política de inclusión social, de solidaridad con el prójimo, con el que más lo necesita, y amor por este extenso y hermoso suelo en el que vivimos. La lucha de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo se convirtió en una política de estado. Como también se reivindico la lucha de los organismos de derechos humanos, que habían resistido durante la debacle, que nunca bajaron sus banderas, que fueron el ejemplo y la luz de esperanza para el resto de la sociedad. Así, los derechos humanos se transformaron en el pilar de un modelo de país que jamás imaginamos ver. Invalidar y declarar la inconstitucionalidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, descolgar los cuadros de Videla y Bignone del Colegio Militar; transformar la ESMA en un Espacio Nacional de Memoria; señalizar más de 62 sitios vinculados al terrorismo de Estado que fueron la representación del terror, la tortura y la muerte a lo largo de todo el país; controlar política y democráticamente las Fuerzas Armadas; sancionar Leyes Reparatorias para las personas que fueron víctimas de violaciones a los derechos humanos entre el 16 de junio de 1955 y el 9 de diciembre de 1983 sometidos a regímenes de detención por razones políticas; enjuiciar y condenar a 662 genocidas; procesar a otros 890 y el seguir encontrando nietos y nietas son ejemplo contundente de una década de derechos recuperados, garantizados y ampliados que no pueden hacer más que reafirmar nuestro compromiso e impulsarnos a redoblar la lucha. Por eso, ante esta coyuntura que estamos viviendo, es que decidimos no ser indiferentes. Decidimos tomar partido y pararnos del lado correcto de la historia. Porque no podemos permitir bajo ninguna circunstancia que nuestros 30.000 compañeros detenidos desaparecidos, que los 118 nietos, que todas nuestras las luchas y reivindicaciones sean considerados como curros, ni que se cambie el rumbo de nuestro progreso. Es por esto que hoy decimos: Los que votamos en Avellaneda, miembros de la Mesa de la Memoria, VOTAMOS CON MEMORIA